lunes, 22 de febrero de 2016

La Desgracia de Convertir a Alguien En Pretérito

Pretérito es hablar en tiempo pasado
Entonces sería que alguien:

Regaló sonrisas arrugadas.
Tocó la punta de una nariz, la robó en ocasiones.
Escribió cartas que han de ser releídas.
Conoció vicios y hábitos, los segundos no eran tan malos.
Recorrió largas distancias para encontrar lo que no buscaba.
El tiempo marchitó y decoloró su cabello, a otros no les dio tiempo de conocer canas.
Era una persona preciosa, en cuerpo y alma. Recientemente más de la segunda.
Se tomó fotografías que ahora han de adornar estantes, teléfonos y billeteras.
Estaba sonriendo siempre.
Se llevó consciencias sin ningún consentimiento.
Fue sentimental, fue amigable, fue los mejores adjetivos calificativos

Fue. Estaba… y ya no.


Entonces hablar en pretérito es llorar una vez por día.
Es un sueño perdido, 
Es la derrota de las promesas que quedaron inconclusas.
Es secar el alma y mojar los ojos.
Es echarse a pensar demasiado y terminar echando de menos.

Es referirnos a alguien en verbo, dado que se fue en sujeto...
pero quedó en una palabra intachable:  Recordar 


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